Antes
de hablar de la enfermedad en el niño, debemos aclarar algunos términos como
son la enfermedad y el enfermo.
La
enfermedad es un proceso de los seres vivos, que se caracteriza por una
alteración del equilibrio físico, mental y/o social de las personas. Definimos
al enfermo como la persona que padece una enfermedad.
Tanto
los niños con algún tipo de enfermedad, como sus familias, tienen sentimientos
de angustia, temor, nerviosismo… pero también se preocupan en gran medida de
otros aspectos, como es el académico, ya que cabe la posibilidad de que la
enfermedad se prolongue durante un periodo de tiempo más o menos largo, y tanto
los niños como las familias sienten temor a perder el curso.
La
enfermedad a los niños/as les provoca una disminución de la energía y de la
concentración e influye de manera negativa en su desarrollo cognitivo, afectivo
y social. Las enfermedades y los tratamientos médicos en los niños, pueden
afectar al rendimiento escolar y a la interacción con otras personas.
Uno
de los principales problemas que tiene los niños con algún tipo de enfermedad
es el absentismo escolar, por lo que es de gran importancia ofrecer a los niños
con algún tipo de enfermedad actividades que favorezcan su continuidad escolar.
Los
niños con algún tipo de enfermedad pueden reaccionar de diferentes maneras. Que
reacciones de unas formas u otras depende de la personalidad de cada uno de
ellos. Algunas de las reacciones son las siguientes:
-
Refugio en el calor de las familias: se protegen bajo las familias con el objetivo de
obtener una atención permanente por parte de las mismas. Los padres ante estas
acciones actúan apoyándolos.
-
Conducta desafiante ante la enfermedad: sin darse cuenta del riesgo que supone la situación.
-
Retraimiento y distanciamiento: la familia oculta la situación en la que se
encuentra el niño a las personas que se encuentran a su alrededor.
Los
niños enfermos, normalmente, muestran conductas negativas que se pueden
considerar, en un principio, normales. Sin embargo, no deben prolongarse en el
tiempo. Estas conductas negativas dependen de una serie de variables que
explican por qué se producen:
- De la edad:
un niño de temprana edad está más apegado a sus padres y, normalmente, tiene
los mismos miedos que ellos. Sin embargo, un niño adolescente tiene un mayor
control de las emociones.
- Del tiempo de hospitalización: a medida que pasan los días se va convirtiendo en uno
de los factores más negativos para la estabilidad emocional del niño,
provocando tanto en los adultos como en él mismo, un estado de rebeldía y
enfrentamiento.
- Contar con un diagnóstico o estar a la espera del
mismo: el desconocimiento del
diagnóstico por parte de los niños y de las familias produce inseguridad.
Dependiendo del tiempo que el niño estará hospitalizado, esta situación puede
provocar inestabilidad emocional.
- El tipo de patología: dependiendo de la gravedad de la enfermedad, la
respuesta será muy diferente tanto por parte del niño, como por parte de la
familia. A la hora de trabajar con los niños tiene gran importancia la
medicación, ya que es probable que la actividad intelectual se vea reducida.
- La actitud de los padres y de la familia: son una de las variables fundamentales, ya que de
ellos depende que el niño se recupere con mayor rapidez.
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